Mochoman.
Fue guerrillero y soldado.
La vida no le daba muchas alternativas, pero él las buscaba.
A sus 17 años, la guerrilla se adueñó de su vida, sin derecho a opinar.
Lo reclutaron en sus filas, porque así era el destino en una de las zonas más tensas del departamento del Meta en Colombia.
Sin embargo, su espíritu no le permitió conformarse porque sabía que en algún momento se podría enfrentar en combate con su hermano, que era soldado.
Juan José Florián logró escapar 9 meses después de haber sido obligado a integrar las columnas de las FARC.
Huyó de las milicias y luego portó el uniforme del Ejército Nacional de Colombia, junto a su hermano.
Pero eso no cambió la oscura realidad de las extorsiones en la zona, que eran el pan de cada día… Quien no pagaba las exigencias, se convertía en blanco.
Con deseos de visitar a su mamá, Juan José aprovechó el día de permiso que daba el Ejército, exactamente el 12 de noviembre de 2011, y durante la visita, alguien dejó un paquete en la puerta.
Lo último que recuerda Juan José fue un terrible remesón que se llevó la mitad de la casa… y de su cuerpo.
12 días después, despertó de un coma en Cuidados Intensivos.
Había perdido sus brazos, una pierna, un ojo y su audición había disminuido en gran porcentaje.
Tenía esquirlas en todo el cuerpo.
Así lo dejó esa bomba que iba dirigida a su mamá.
Sintió que lo había perdido todo. Que estaba muerto en vida.
Le pidió a su hermano que tomara la escopeta de la casa y le disparara para terminar con el dolor físico y el sufrimiento de ver su cuerpo incompleto.
En medio de las terapias y la rehabilitación, entendió que recobrar la independencia, requería de esfuerzo y mentalidad.
Sus pensamientos lo desafiaron y lo llevaron a concluir que Dios lo necesitaba en su nueva versión, para ser un instrumento de Él en la tierra.
Aceptó el reto y lo primero que hizo fue abandonar la queja para llenar su cabeza de fortaleza y nuevas metas.
Han pasado casi 12 años de esa tragedia que Juan José Florián ha llamado su segundo nacimiento; una nueva oportunidad para vivir de manera extraordinaria.
Tomó la decisión de entrenarse y de fortalecer cuerpo y mente como lo hacen los grandes atletas.
La pregunta que se hizo Juan José fue: ¿Qué puedo hacer con lo que me queda?
Y decidió hacerlo todo.
Pasó de víctima a victorioso y hoy es un ejemplo para el mundo entero.
Es ciclista paralímpico y representa al equipo de Movistar Colombia desde hace 3 años y recientemente firmó por un año más.
Si existe Ironman y Superman, también está Mochoman, como él mismo decidió llamarse.
Se ha hecho cómplice del humor para reírse de sí mismo e inspirar a otros.
Convirtió su desafío en combustible de superación.
Mochoman, al ver su cuerpo diferente, entendió que la mente es determinante porque te permite avanzar y superarte, o estancarte y sufrir.
¿Qué vas a hacer con tus excusas hoy?
Abrazos,
Margarita Pasos.